
Algunas personas cruzando la frontera de Siria a Líbano.
Las principales potencias mundiales estaban divididas este miércoles sobre el modo de encarar la actual crisis en Siria. Suiza se unió a las sanciones tomadas por la Unión Europea y Rusia dijo que se opondría a una posible resolución de la ONU para una intervención militar en Siria.
Según la edición del miércoles del periódico en idioma árabe Al Watan, "el presidente Asad aseguró que Siria superó la crisis" y que los acontecimientos que vivió el país "están llegando a su fin".
Asad también admitió que las fuerzas de seguridad cometieron errores, ya que no estaban entrenadas para ese tipo de situación que suele quedar a cargo de la policía.
"El papel de los servicios de seguridad es juntar información, analizarla y transmitirla a las autoridades competentes", dijo Asad, según el diario.
La represión contra este movimiento de oposición al régimen sin precedentes ha provocado, según las ONG, más de 850 muertos y al menos 8.000 arrestos.
El miércoles, pese a un llamado a la huelga de militantes opositores, escuelas, tiendas y transportes colectivos funcionaban normalmente en Damasco y otras ciudades.
Varias personas entrevistadas en la capital siria indicaron que no se atreverían a ponerse en huelga.
"¿Quién se a atrever a ponerse en huelga y correr el riesgo de quedarse sin negocio o de convertirse en el blanco de las autoridades?", declaró un empresario que pidió permanecer en el anonimato.
No obstante, un militante opositor indicó a la AFP que el llamado a la huelga sí había tenido efecto en un barrio popular de la ciudad de Alep, la segunda del país, y en el campus universitario.
Además, unas 2.000 personas se manifestaron en Ifrin, al norte de Alep, en las primeras horas de la tarde del miércoles, agregó Mustafa Suleiman.
Por su parte, Suiza instauró sanciones contra Siria, entre las cuales el congelamiento de los haberes de 13 personalidades del régimen de Damasco, indicaron el miércoles las autoridades helvéticas, uniéndose a las medidas anunciadas a comienzos de mayo por la Unión Europea.
En cambio, el presidente ruso Dimitri Medvedev dijo que no aprobaría la adopción de una resolución en la ONU autorizando el recurso a la fuerza en Siria, alegando que, actualmente, la coalición internacional no está respetando en Libia las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU.
"El presidente Al Asad anunció reformas. Hay que ayudar a que esas reformas sean efectivas, y no intentar presionar con resoluciones ya que, en general, ello no aporta nada", dijo Medvedev.
Los embajadores de los 27 países de la UE se habían reunido el martes en Bruselas para conversar de posibles sanciones contra el presidente Asad.
La UE ya impuso sanciones (congelación de haberes, prohibición de visa de entrada) a 13 responsables sirios, incluidos familiares del presidente, así como un embargo sobre las armas que podrían ser utilizadas para fines represivos.
Según la edición del miércoles del periódico en idioma árabe Al Watan, "el presidente Asad aseguró que Siria superó la crisis" y que los acontecimientos que vivió el país "están llegando a su fin".
Asad también admitió que las fuerzas de seguridad cometieron errores, ya que no estaban entrenadas para ese tipo de situación que suele quedar a cargo de la policía.
"El papel de los servicios de seguridad es juntar información, analizarla y transmitirla a las autoridades competentes", dijo Asad, según el diario.
La represión contra este movimiento de oposición al régimen sin precedentes ha provocado, según las ONG, más de 850 muertos y al menos 8.000 arrestos.
El miércoles, pese a un llamado a la huelga de militantes opositores, escuelas, tiendas y transportes colectivos funcionaban normalmente en Damasco y otras ciudades.
Varias personas entrevistadas en la capital siria indicaron que no se atreverían a ponerse en huelga.
"¿Quién se a atrever a ponerse en huelga y correr el riesgo de quedarse sin negocio o de convertirse en el blanco de las autoridades?", declaró un empresario que pidió permanecer en el anonimato.
No obstante, un militante opositor indicó a la AFP que el llamado a la huelga sí había tenido efecto en un barrio popular de la ciudad de Alep, la segunda del país, y en el campus universitario.
Además, unas 2.000 personas se manifestaron en Ifrin, al norte de Alep, en las primeras horas de la tarde del miércoles, agregó Mustafa Suleiman.
Por su parte, Suiza instauró sanciones contra Siria, entre las cuales el congelamiento de los haberes de 13 personalidades del régimen de Damasco, indicaron el miércoles las autoridades helvéticas, uniéndose a las medidas anunciadas a comienzos de mayo por la Unión Europea.
En cambio, el presidente ruso Dimitri Medvedev dijo que no aprobaría la adopción de una resolución en la ONU autorizando el recurso a la fuerza en Siria, alegando que, actualmente, la coalición internacional no está respetando en Libia las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU.
"El presidente Al Asad anunció reformas. Hay que ayudar a que esas reformas sean efectivas, y no intentar presionar con resoluciones ya que, en general, ello no aporta nada", dijo Medvedev.
Los embajadores de los 27 países de la UE se habían reunido el martes en Bruselas para conversar de posibles sanciones contra el presidente Asad.
La UE ya impuso sanciones (congelación de haberes, prohibición de visa de entrada) a 13 responsables sirios, incluidos familiares del presidente, así como un embargo sobre las armas que podrían ser utilizadas para fines represivos.