La soja de Monsanto
En septiembre de 2012 el gobierno uruguayo completó el proceso de regulación de la nueva semilla, modificada genéticamente, dejando la misma en condiciones de ser comercializada; sin embargo, la multinacional espera que China -principal cliente de soja de los países del Cono Sur- autorice este tipo de semilla para lanzarla masivamente al mercado.
"La nueva tecnología mantiene la tolerancia al glifosato (herbicida), pero al ser una segunda generación lleva a que las variedades rindan más y agrega otro gen que protege contra insectos (lepidópteros) y con un impacto muy significativo en el medioambiente al disminuir las aplicaciones de insecticidas", comentó sobre la nueva semilla de soja Marcos Carrera, Director de Asuntos Corporativos de Monsanto Uruguay.
El nuevo tipo de soja "es la primera tecnología que se investiga y desarrolla de parte de Monsanto para la región, las anteriores han sido adaptaciones de desarrollos de otros lugares" y "el incremento de rendimiento va a estar en el entorno del 10%", explicó Carrera a la AFP.
"Si ese rendimiento se quisiera conseguir con mejoramiento tradicional demoraríamos 10 años, es un salto no solamente cualitativo sino que es cuantitativo", añadió.
La tecnología RR2 fue aprobada primero en Brasil en 2011, luego en Argentina en agosto pasado y Paraguay fue el último de la región en darle el visto bueno a principios de este año, comentó el representante de la multinacional.
El proceso de aprobación en Uruguay se alcanzó luego de practicar ensayos regulados durante tres años.
En 2012 Uruguay exportó unos 2,6 millones de toneladas netas de soja lo que generó ingresos por 1.394 millones de dólares, según el instituto local público-privado Uruguay XXI. Esto transformó al cultivo junto a la carne bovina en los principales motores de la economía del país sudamericano.
Advierten sobre dependencia de la semilla
Mientras la soja transgénica sigue avanzando en Uruguay y la región, desde organizaciones ambientalistas advierten sobre el daño irreparable que la expansión del uso de transgénicos genera en el medioambiente, la salud de las personas y las economía de pequeños y medianos productores rurales.
"En Uruguay casi toda la soja es transgénica, eso modificó la forma de cultivar ya que el productor debe comprar la semilla, a diferencia del modo tradicional cuando se guardaba parte de la cosecha, sino se expone a juicios millonarios por patentes por parte de Monsanto", comentó a la AFP el ingeniero agrónomo César Vega, del Partido Ecologista Radical e Intransigente.
"Si se utilizaran solo semillas transgénicas dependeríamos exclusivamente de las multinacionales para comer", añadió.
El viernes, unas cincuenta personas se congregaron en el centro de Montevideo para sumarse a la "Marcha Mundial contra Monsanto", que se realizará este sábado en más de 30 países para repudiar a la corporación, a la que acusan de manipulación genética nociva en productos agrícolas.
Monsanto "está haciendo estragos en todo el mundo con la fabricación de agrotóxicos y transgénicos que nos envenenan", alertó Federico Piano, un estudiante de Ingeniería Ambiental que organizó la marcha convocada por las redes sociales.
"Queremos que se etiqueten los alimentos que contienen transgénicos como lo hacen en decenas de países alrededor del mundo; en Uruguay son más de 800 (productos) que están a la venta, y en segundo lugar que se prohíban los cultivos transgénicos", añadió.
La cosecha de soja en Uruguay en 2013 alcanzará un nuevo récord, con una "superficie de 1,275 millones de hectáreas a 2.500 kilos de promedio que generan 3,2 millones de toneladas", dijo a la AFP Eduardo Blasina, director de la consultora local Blasina y Asociados.
El país sudamericano tiene unos 16 millones de hectáreas productivas.
La región concentra la mayor producción de soja del mundo, con Brasil como segundo exportador del producto a nivel mundial, sólo detrás de Estados Unidos, mientras que Argentina y Paraguay ocupan el tercer y cuarto puesto, respectivamente.
Monsanto ha sido objeto de varios litigios en la región. En febrero, el gigante de la industria agroquímica anunció que suspendía la percepción de derechos sobre la soja transgénica Roundup Ready en Brasil a la espera de un fallo en el juicio que le iniciaron cinco millones de agricultores brasileños, acusándola de "apropiarse de manera indebida" de 2% del producto de la venta de su cosecha anual.
"La nueva tecnología mantiene la tolerancia al glifosato (herbicida), pero al ser una segunda generación lleva a que las variedades rindan más y agrega otro gen que protege contra insectos (lepidópteros) y con un impacto muy significativo en el medioambiente al disminuir las aplicaciones de insecticidas", comentó sobre la nueva semilla de soja Marcos Carrera, Director de Asuntos Corporativos de Monsanto Uruguay.
El nuevo tipo de soja "es la primera tecnología que se investiga y desarrolla de parte de Monsanto para la región, las anteriores han sido adaptaciones de desarrollos de otros lugares" y "el incremento de rendimiento va a estar en el entorno del 10%", explicó Carrera a la AFP.
"Si ese rendimiento se quisiera conseguir con mejoramiento tradicional demoraríamos 10 años, es un salto no solamente cualitativo sino que es cuantitativo", añadió.
La tecnología RR2 fue aprobada primero en Brasil en 2011, luego en Argentina en agosto pasado y Paraguay fue el último de la región en darle el visto bueno a principios de este año, comentó el representante de la multinacional.
El proceso de aprobación en Uruguay se alcanzó luego de practicar ensayos regulados durante tres años.
En 2012 Uruguay exportó unos 2,6 millones de toneladas netas de soja lo que generó ingresos por 1.394 millones de dólares, según el instituto local público-privado Uruguay XXI. Esto transformó al cultivo junto a la carne bovina en los principales motores de la economía del país sudamericano.
Advierten sobre dependencia de la semilla
Mientras la soja transgénica sigue avanzando en Uruguay y la región, desde organizaciones ambientalistas advierten sobre el daño irreparable que la expansión del uso de transgénicos genera en el medioambiente, la salud de las personas y las economía de pequeños y medianos productores rurales.
"En Uruguay casi toda la soja es transgénica, eso modificó la forma de cultivar ya que el productor debe comprar la semilla, a diferencia del modo tradicional cuando se guardaba parte de la cosecha, sino se expone a juicios millonarios por patentes por parte de Monsanto", comentó a la AFP el ingeniero agrónomo César Vega, del Partido Ecologista Radical e Intransigente.
"Si se utilizaran solo semillas transgénicas dependeríamos exclusivamente de las multinacionales para comer", añadió.
El viernes, unas cincuenta personas se congregaron en el centro de Montevideo para sumarse a la "Marcha Mundial contra Monsanto", que se realizará este sábado en más de 30 países para repudiar a la corporación, a la que acusan de manipulación genética nociva en productos agrícolas.
Monsanto "está haciendo estragos en todo el mundo con la fabricación de agrotóxicos y transgénicos que nos envenenan", alertó Federico Piano, un estudiante de Ingeniería Ambiental que organizó la marcha convocada por las redes sociales.
"Queremos que se etiqueten los alimentos que contienen transgénicos como lo hacen en decenas de países alrededor del mundo; en Uruguay son más de 800 (productos) que están a la venta, y en segundo lugar que se prohíban los cultivos transgénicos", añadió.
La cosecha de soja en Uruguay en 2013 alcanzará un nuevo récord, con una "superficie de 1,275 millones de hectáreas a 2.500 kilos de promedio que generan 3,2 millones de toneladas", dijo a la AFP Eduardo Blasina, director de la consultora local Blasina y Asociados.
El país sudamericano tiene unos 16 millones de hectáreas productivas.
La región concentra la mayor producción de soja del mundo, con Brasil como segundo exportador del producto a nivel mundial, sólo detrás de Estados Unidos, mientras que Argentina y Paraguay ocupan el tercer y cuarto puesto, respectivamente.
Monsanto ha sido objeto de varios litigios en la región. En febrero, el gigante de la industria agroquímica anunció que suspendía la percepción de derechos sobre la soja transgénica Roundup Ready en Brasil a la espera de un fallo en el juicio que le iniciaron cinco millones de agricultores brasileños, acusándola de "apropiarse de manera indebida" de 2% del producto de la venta de su cosecha anual.