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Política
Alrededor de 2.000 personas procedentes de varios barrios de Barcelona, constató un periodista de la AFP presente en el lugar, se concentraron cerca del centro contra su derribo y cuando intentaron superar un cordón policial, los agentes cargaron contra los manifestantes.
Algunos de los concentrados cruzaron entonces contenedores de basura a los que prendieron fuego, rompieron escaparates y lanzaron botellas y piedras sobre los agentes.
Al menos cinco personas fueron detenidas, constató un periodista de la AFP.
Se trata de la tercera noche consecutiva de disturbios, después que los altercados del lunes y el martes se saldaran con la quema de 68 contenedores, varias sedes bancarias y el ataque a varios vehículos policiales, así como la detención de ocho personas.
En los enfrentamientos también fue incendiada el martes la excavadora que había comenzado el lunes el derribo del centro "okupado".
"Esto es un ataque contra un modelo de barrio y ciudad diferente", aseguró a la AFP un representante de Can Vies bajo el seudónimo de Pau Guerra, que destaca el apoyo de los vecinos, que en la noche de este miércoles acompañaban la manifestación desde sus ventanas con una cacerolada.
"No son solo protestas por un desalojo. El desalojo es un golpe más tras la crisis, los recortes en sanidad y educación, los desahucios. La gente se cansa de recibir golpes y al final explota", advierte el representante de Can Vies.
"Creo que el dispositivo policial fue excesivo y avasallador. Este tipo de despliegue genera más rabia entre los vecinos que ya de por sí están descontentos por la situación actual", señalaba, antes de la manifestación, Olga Alcaraz.
"No es un barrio agraciado en cuanto a recursos y a la policía la vemos más bien poco, excepto cuando pasan cosas como esta", añadía esta mujer de 45 años mirando de reojo las numerosas furgonetas policiales que custodiaban la casa de de estilo colonial construida en 1897, y en cuyo interior permanecía la excavadora quemada.
"La violencia en esta ciudad es absolutamente inaceptable", advirtió este miércoles el alcalde conservador Xavier Trias, fuertemente criticado por los "okupas".
- Un barrio combativo -
"La verdad es que no molestaba. Pero las protestas fueron excesivas. Si mis hijos se comportaran así les daría un buen capón", criticaba Anna Vidal, una ama de casa de 62 años.
"El derrumbe no era necesario. No hacían daño a nadie, la gente estaba contenta y tampoco se sabe qué van a construir aquí", opinaba Lorena Álvarez, una administrativa de 30 años que vivía cerca del centro.
Barrio del sur de Barcelona, Sants fue una localidad independiente hasta 1897, cuando fue anexionada por la capital catalana.
Pese a la expansión y el desarrollo de la ciudad, Sants, que ahora cuenta con la principal estación de tren de Barcelona, conserva aun este espíritu de pueblo, con un nutrido tejido ciudadano.
"Sants es un barrio muy combativo y siempre ha mantenido esta raíz del asociacionismo. Durante 17 años, el centro Can Vies se había integrado perfectamente en este tejido asociativo", explica Guerra.
Ocupado en 1997 por jóvenes del movimiento "okupa", el inmueble propiedad de TMB, la empresa pública que gestiona el metro de Barcelona, se convirtió en un popular centro social autogestionado donde se organizaban conciertos, pases de películas, debates, talleres de formación y actividades de otras asociaciones del barrio.
En 2006, TMB reclamó el inmueble para derrumbarlo y mejorar la urbanización del entorno, por donde circulan varias líneas de metro y ferrocarril así como la de alta velocidad. Finalmente, tras una sentencia judicial, el ayuntamiento procedió el lunes a desalojarlo e iniciar su demolición.
