Todo vale en la batalla campal entre detractores y partidarios de Mubarak


EL CAIRO, Guillaume Lavalle, (AFP) - Armados con todo lo que encuentran a mano, piedras, palos e incluso adoquines, y algunos con el cuerpo ensangrentado, los opositores a Hosni Mubarak volvían el miércoles al "frente" para defender la cairota plaza Tahrir de una ofensiva de los partidarios del régimen egipcio.



Enfrentamientos en la plaza de la liberacion-Saha AtTahrir
Enfrentamientos en la plaza de la liberacion-Saha AtTahrir
"¡Al museo! ¡Al museo!", grita un hombre para pedir a los manifestantes, en su mayoría jóvenes, que se precipiten hacia un lado de la plaza Tahrir (Liberación en árabe), bordeada por el célebre Museo Egipio, para cortar el paso a una ofensiva de los partidarios del presidente Mubarak, que los atacan desde hace horas.
Las escaramuzas son de extrema violencia. Luchan con piedras, palos, barras de hierro y, en ocasiones, con cuchillos. Según el ministro de Salud, Ahmed Hosni Farid, se registraron tres muertos y 639 heridos.
En la calzada y las aceras, los detractores de Mubarak arrancan los adoquines, que amontonan en trozos de banderolas con los que forman fardos que transportan, por miles, hasta "el frente".
Una madre deja a sus hijos unos minutos al cuidado de otra mujer para llevar adoquines a los defensores de la plaza. De repente, alcanzado en la cabeza, uno de los niños, de unos diez años, cae y pierde el conocimiento. Se lo llevan inconsciente.
Se forman cadenas humanas para repeler a los asaltantes. Por la mañana, los partidarios del régimen cargaron, a veces a lomos de caballos o camellos, contra ellos, pero en muchos casos acabaron en el suelo, donde los molieron a palos, a veces hasta hacerlos sangrar.
El sexagenario Mustafá al Chorbaji, con una enorme zebiba (marca en la frente del musulmán piadoso) está enfurecido: "¡Llevamos aquí desde el viernes, se derramó la sangre de más de 100 personas! ¿Y quién es el responsable? Es este presidente. ¿Cómo puede enfrentar a unos egipcios contra los otros? No es un presidente ¡Es un demonio!", vocea.
En las inmediaciones del museo, los manifestantes se encaraman a los tanques de asalto, en cuyo interior los soldados ni se inmutan, para lanzar piedras. Algunos intentan protegerse con cascos montados con pedazos de cartón.
Y muy cerca, unos jóvenes golpean con todas sus fuerzas las estructuras metálicas que encuentran por el camino "para asustar al enemigo", explica uno de ellos.
En otro sitio echan abajo los andamios de un edificio en obras para improvisar barricadas.
Poco antes de las 22H00, las autoridades multiplicaban los llamamientos a los manifestantes para que volvieran a sus casas. Pero Abdel Fatah, de 35 años, dice que no es posible: "La gente de Mubarak bloqueó todos los accesos a la plaza. Estamos atrapados".
Según varios testigos, pandillas de partidarios del régimen esperaban a las personas que salían de la plaza para apalearlas, y se ensañaban sobre todo con los periodistas.
En el borde de la plaza Tahrir, la mezquita Omar Makram era el único lugar de reposo, y foco de abastecimiento de agua.
"Es la última carta de Mubarak. Poco a poco pierde el control del todo. Tenemos que ser pacientes", presagia Nurredin Najeh, de 25 años, con barba corta y tocado, porque tiene la firme convicción de "que (el presidente) pagó a esta gente para que nos atacara".
Miércoles, 2 de Febrero 2011
AFP, Agencia France-Presse
           


Nuevo comentario:

Noticias | Política | Ideas | Personalidades | Doctrinas | Cultura | Patrimonio cultural | Libros | Diálogo | Investigación | Literatura | Artes | Educación | Comunicación | Ciencia | Entretenimiento | Turismo | Sociedad | Deporte