
Kaing Guek Eav
El ex jefe de Tuol Sleng o S21, la prisión central de la capital en la que unas 15.000 personas fueron torturadas y ejecutadas, entre 1975 y 1979, había sido condenado en primera instancia a 30 años de prisión, en julio de 2010, por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
La sala de la corte suprema del tribunal, sin embargo, elevó esta condena a "cadena perpetua", estimando que la primera decisión no estuvo a la altura de los crímenes del verdugo.
"Los crímenes de Kaing Guek Eav, sin duda, se cuentan entre los peores jamás registrados en la historia. Merecen la pena más elevada posible", dijo Kong Srim, presidente de la corte.
La pena de muerte está excluida por el reglamento de la corte.
Duch, de 69 años, vestido con una camisa blanca y un blusón de color crema, no mostró ninguna emoción al conocer el veredicto. Durante su proceso reclamó su liberación, asegurando que sólo era un secretario del régimen.
El acusado saludó al tribunal a la manera tradicional de su país, con las dos manos juntas delante de la cara y posteriormente fue trasladado a una celda de una prisión de las afueras de la capital, donde pasará el resto de su vida.
La sentencia corresponde a lo solicitado por las partes civiles en el juicio, los pocos sobrevivientes del S21 y los familiares de las víctimas, cuyas confesiones obtenidas bajo tortura fueron cuidadosamente registradas en los archivos descubiertos tras la caída del régimen.
La sentencia de 30 años impuesta tras el primer juicio contra Duch, de 69 años, le hubiese permitido salir dentro de 18 años, si se tienen en cuenta los años en prisión que ya ha cumplido. Una hipótesis insoportable para los sobrevivientes.
"Esto es, afortunadamente, el inicio del fin de este oscuro pasado para el pueblo camboyano", dijo el portavoz del tribunal, Lars Olsen, al leer la sentencia.
El viceprimer ministro Sok An aseguró que la sentencia supone "un día histórico" para el país. "Hoy todo el pueblo de Camboya y del mundo entero recuerda a los que murieron, con la esperanza de que este juicio y la sentencia final alivien su dolor y su sufrimiento", agregó.
"Diré a los aldeanos que la corte dictó una sentencia justa. Me sentiré en paz", declaró por su parte Kim Huoy, de 60 años, que perdió a 19 miembros de su familia, entre ellos a su marido y a sus padres.
La decisión, no obstante, fue calificada como "chocante" por Clair Duffy, de la organización estadounidense Open Society Justice Initiative, quien recordó que Duch pasó varios años en la cárcel fuera de cualquier marco jurídico y que por ello debería haber sido compensado.
La sentencia da "un peso injustificable a la opinión pública", denunció Duffy. "Muchos camboyanos estarán hoy (viernes) contentos, pero será en detrimento de los derechos del acusado".
El anuncio de la sentencia fue seguida por cientos de camboyanos en la misma sala y por miles de ellos a través de la televisión.
Duch es el primer jemer rojo juzgado por el tribunal híbrido, puesto en marcha en 2006 después de varios años de negociaciones entre el régimen de Phnom Penh y la comunidad internacional.
Después de haber vivido años en la clandestinidad, como un ex profesor de matemáticas, fue hallado en 1999 por un fotógrafo irlandés, cuando trabajaba para una ONG cristiana.
Un segundo proceso, que juzga a las tres más altas personalidades políticas del régimen que aún siguen vivas, todas octogenarias, comenzó a finales de 2011.
El régimen de los jemeres rojos, liderado por Pol Pot, es responsable de la muerte de unos dos millones de camboyanos entre 1975 y 1979.
La sala de la corte suprema del tribunal, sin embargo, elevó esta condena a "cadena perpetua", estimando que la primera decisión no estuvo a la altura de los crímenes del verdugo.
"Los crímenes de Kaing Guek Eav, sin duda, se cuentan entre los peores jamás registrados en la historia. Merecen la pena más elevada posible", dijo Kong Srim, presidente de la corte.
La pena de muerte está excluida por el reglamento de la corte.
Duch, de 69 años, vestido con una camisa blanca y un blusón de color crema, no mostró ninguna emoción al conocer el veredicto. Durante su proceso reclamó su liberación, asegurando que sólo era un secretario del régimen.
El acusado saludó al tribunal a la manera tradicional de su país, con las dos manos juntas delante de la cara y posteriormente fue trasladado a una celda de una prisión de las afueras de la capital, donde pasará el resto de su vida.
La sentencia corresponde a lo solicitado por las partes civiles en el juicio, los pocos sobrevivientes del S21 y los familiares de las víctimas, cuyas confesiones obtenidas bajo tortura fueron cuidadosamente registradas en los archivos descubiertos tras la caída del régimen.
La sentencia de 30 años impuesta tras el primer juicio contra Duch, de 69 años, le hubiese permitido salir dentro de 18 años, si se tienen en cuenta los años en prisión que ya ha cumplido. Una hipótesis insoportable para los sobrevivientes.
"Esto es, afortunadamente, el inicio del fin de este oscuro pasado para el pueblo camboyano", dijo el portavoz del tribunal, Lars Olsen, al leer la sentencia.
El viceprimer ministro Sok An aseguró que la sentencia supone "un día histórico" para el país. "Hoy todo el pueblo de Camboya y del mundo entero recuerda a los que murieron, con la esperanza de que este juicio y la sentencia final alivien su dolor y su sufrimiento", agregó.
"Diré a los aldeanos que la corte dictó una sentencia justa. Me sentiré en paz", declaró por su parte Kim Huoy, de 60 años, que perdió a 19 miembros de su familia, entre ellos a su marido y a sus padres.
La decisión, no obstante, fue calificada como "chocante" por Clair Duffy, de la organización estadounidense Open Society Justice Initiative, quien recordó que Duch pasó varios años en la cárcel fuera de cualquier marco jurídico y que por ello debería haber sido compensado.
La sentencia da "un peso injustificable a la opinión pública", denunció Duffy. "Muchos camboyanos estarán hoy (viernes) contentos, pero será en detrimento de los derechos del acusado".
El anuncio de la sentencia fue seguida por cientos de camboyanos en la misma sala y por miles de ellos a través de la televisión.
Duch es el primer jemer rojo juzgado por el tribunal híbrido, puesto en marcha en 2006 después de varios años de negociaciones entre el régimen de Phnom Penh y la comunidad internacional.
Después de haber vivido años en la clandestinidad, como un ex profesor de matemáticas, fue hallado en 1999 por un fotógrafo irlandés, cuando trabajaba para una ONG cristiana.
Un segundo proceso, que juzga a las tres más altas personalidades políticas del régimen que aún siguen vivas, todas octogenarias, comenzó a finales de 2011.
El régimen de los jemeres rojos, liderado por Pol Pot, es responsable de la muerte de unos dos millones de camboyanos entre 1975 y 1979.