Una chimpancé
"Este comercio es floreciente, y extremadamente peligroso para la supervivencia a largo plazo de los grandes simios", dijo el coordinador de GRASP, Doug Cress, que describió este negocio ilegal como "sofisticado, ingenioso, bien financiado y bien armado".
"A este ritmo, los simios desaparecerán muy rápido", vaticinó Cress.
Además, advirtió, la captura de un solo chimpancé implica a veces matar a diez más.
"No puedes meterte en la selva y llevarte sólo uno. Tienes que pelear. Tienes que matar a los otros chimpancés del grupo", dijo Cress a la prensa, durante la conferencia CITES sobre especies en peligro que se celebra en Bangkok.
El comercio internacional de chimpancés, bonobos y gorilas, las tres especies de grandes simios africanos, así como de orangutanes, la única especie asiática, está prohibido en virtud de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), cuyos países miembros están reunidos esta semana en la capital tailandesa.
Según el informe, muchos de esos simios se venden como animales domésticos a compradores acaudalados, que los ven como un símbolo de poder, o son adquiridos por "zoos de reputación dudosa" y explotados por la industria del turismo o el entretenimiento.
"A este ritmo, los simios desaparecerán muy rápido", vaticinó Cress.
Además, advirtió, la captura de un solo chimpancé implica a veces matar a diez más.
"No puedes meterte en la selva y llevarte sólo uno. Tienes que pelear. Tienes que matar a los otros chimpancés del grupo", dijo Cress a la prensa, durante la conferencia CITES sobre especies en peligro que se celebra en Bangkok.
El comercio internacional de chimpancés, bonobos y gorilas, las tres especies de grandes simios africanos, así como de orangutanes, la única especie asiática, está prohibido en virtud de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), cuyos países miembros están reunidos esta semana en la capital tailandesa.
Según el informe, muchos de esos simios se venden como animales domésticos a compradores acaudalados, que los ven como un símbolo de poder, o son adquiridos por "zoos de reputación dudosa" y explotados por la industria del turismo o el entretenimiento.