Al inicio de una reunión del comité central de su partido, Syriza, Tsipras reaccionó a la ausencia de avances en Bruselas la víspera en un encuentro para relanzar las negociaciones entre Grecia, la zona euro y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En juego está la apertura de una vía de acuerdo para mantener la financiación al país heleno, sobreendeudado, en una decisión que deberá tomarse el próximo día 20 de febrero en una reunión del Eurogrupo.
En un momento de creciente temor a una nueva crisis en Grecia, Tsipras exigió al FMI y al ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaüble, que dejen de "jugar con fuego", culpando a ambos del actual bloqueo sobre las negociaciones entre Grecia y sus acreedores.
El primer ministro griego condicionó el retorno a Atenas de los representantes de los acreedores a un cambio de actitud por parte del organismo internacional: "Esperamos que el FMI revise cuanto antes sus previsiones (...) para que las discusiones puedan continuar a nivel técnico".
También llamó a la canciller alemana, Angela Merkel a que pida "a su ministro de Finanzas a que ponga fin a su agresividad permanente" hacia Grecia.
"El FMI se encuentra en una partida de póquer", afirmó. "Retarda las cosas porque no quiere echar la culpa a la intransigencia del ministro alemán", y "viene continuamente con nuevas demandas absurdas para que la culpa recaiga en Grecia".
El jefe de gobierno heleno se mostró, pese a todo, confiado en que Grecia llegará a un acuerdo. Aludió en ese sentido al retroceso de las tesis ultraliberales en Europa, especialmente en Alemania, y la necesidad para la UE de cerrar filas frente al escepticismo.
"La revisión" del programa griego, cuyo cierre condiciona la llegada de nuevos préstamos, "será concluida y de forma positiva", aseguró.
Pese a ello, no desveló la vía para llegar a un eventual acuerdo. Según los medios, la mayoría gubernamental, que solo tiene tres escaños de ventaja en el parlamento, se encuentra dividida entre los partidarios de hacer nuevas concesiones y los que quieren mantenerse firmes.
Atenas debe abonar en julio casi 7.000 millones de euros a sus acreedores, un pago al que no podrá hacer frente sin nuevos fondos de rescate, pero desde hace semanas se encuentra bloqueado en medio de la disputa del FMI y la zona euro: el organismo considera "insostenible" la deuda helena y cree Atenas solo logrará un superávit 1,5%, dos puntos por debajo del 3,5% que se le exige.
Por ello, exige a Grecia más reformas (subida de impuestos y bajada de las pensiones) y a la eurozona, una quita sustancial de la deuda helena como condición para concederle nuevos préstamos.
Pero los países de la zona euro, capitaneados por Alemania, se niegan a hacer descuentos.
Pese a todo, ciertos medios griegos no excluían el sábado que Tsipras se acabe prestando a un compromiso a cambio de garantías de que Grecia será incluida en el programa de compra de deuda del Banco Central Europeo.
Aunque el diálogo está congelado en Atenas, podría continuar en Bruselas a nivel político.
El jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, que el viernes se reunió durante cinco horas con el ministro de Finanzas griego, Euclid Tsakalotos, y responsables de la UE y del FMI, se mostró confiado en el eventual cierre de un acuerdo.
"Todo el mundo entiende que hay que concluir la segunda revisión" de la deuda, afirmó, en alusión a la actual etapa negociadora.
Una fuente próxima a las negociaciones indicó el viernes que la semana que viene está previsto un nuevo encuentro Dijsselbloem y Tsakalotos, que contará con la participación del comisario de Finanzas, Pierre Moscovici, y Benoît Coeuré, del directorio del BCE.
En juego está la apertura de una vía de acuerdo para mantener la financiación al país heleno, sobreendeudado, en una decisión que deberá tomarse el próximo día 20 de febrero en una reunión del Eurogrupo.
En un momento de creciente temor a una nueva crisis en Grecia, Tsipras exigió al FMI y al ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaüble, que dejen de "jugar con fuego", culpando a ambos del actual bloqueo sobre las negociaciones entre Grecia y sus acreedores.
El primer ministro griego condicionó el retorno a Atenas de los representantes de los acreedores a un cambio de actitud por parte del organismo internacional: "Esperamos que el FMI revise cuanto antes sus previsiones (...) para que las discusiones puedan continuar a nivel técnico".
También llamó a la canciller alemana, Angela Merkel a que pida "a su ministro de Finanzas a que ponga fin a su agresividad permanente" hacia Grecia.
"El FMI se encuentra en una partida de póquer", afirmó. "Retarda las cosas porque no quiere echar la culpa a la intransigencia del ministro alemán", y "viene continuamente con nuevas demandas absurdas para que la culpa recaiga en Grecia".
- 'La revisión será concluida' -
El jefe de gobierno heleno se mostró, pese a todo, confiado en que Grecia llegará a un acuerdo. Aludió en ese sentido al retroceso de las tesis ultraliberales en Europa, especialmente en Alemania, y la necesidad para la UE de cerrar filas frente al escepticismo.
"La revisión" del programa griego, cuyo cierre condiciona la llegada de nuevos préstamos, "será concluida y de forma positiva", aseguró.
Pese a ello, no desveló la vía para llegar a un eventual acuerdo. Según los medios, la mayoría gubernamental, que solo tiene tres escaños de ventaja en el parlamento, se encuentra dividida entre los partidarios de hacer nuevas concesiones y los que quieren mantenerse firmes.
Atenas debe abonar en julio casi 7.000 millones de euros a sus acreedores, un pago al que no podrá hacer frente sin nuevos fondos de rescate, pero desde hace semanas se encuentra bloqueado en medio de la disputa del FMI y la zona euro: el organismo considera "insostenible" la deuda helena y cree Atenas solo logrará un superávit 1,5%, dos puntos por debajo del 3,5% que se le exige.
Por ello, exige a Grecia más reformas (subida de impuestos y bajada de las pensiones) y a la eurozona, una quita sustancial de la deuda helena como condición para concederle nuevos préstamos.
Pero los países de la zona euro, capitaneados por Alemania, se niegan a hacer descuentos.
Pese a todo, ciertos medios griegos no excluían el sábado que Tsipras se acabe prestando a un compromiso a cambio de garantías de que Grecia será incluida en el programa de compra de deuda del Banco Central Europeo.
Aunque el diálogo está congelado en Atenas, podría continuar en Bruselas a nivel político.
El jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, que el viernes se reunió durante cinco horas con el ministro de Finanzas griego, Euclid Tsakalotos, y responsables de la UE y del FMI, se mostró confiado en el eventual cierre de un acuerdo.
"Todo el mundo entiende que hay que concluir la segunda revisión" de la deuda, afirmó, en alusión a la actual etapa negociadora.
Una fuente próxima a las negociaciones indicó el viernes que la semana que viene está previsto un nuevo encuentro Dijsselbloem y Tsakalotos, que contará con la participación del comisario de Finanzas, Pierre Moscovici, y Benoît Coeuré, del directorio del BCE.