La gente se congregó en Bardo, un suburbio de Túnez a partir de las 22H20 locales (21H20 GMT), y hacia la 01H00 (00H00 GMT), la manifestación había casi terminado sin que se registrasen incidentes, según una periodista de la AFP en el lugar.
La heteróclita coalición de la oposición que organizó esta manifestación, nocturna debido al ramadán, afirmó según algunas de sus fuentes que reunió a entre 100 y 200.000 personas.
Los manifestantes agitaban banderas de Túnez y gritaban "el pueblo quiere la caída del régimen" o "el gobierno va a caer hoy".
Eran numerosos los manifestantes que llevaban consigo retratos del diputado de la oposición Mohamed Brahmi, cuyo asesinato el 25 de julio desató la crisis, y del opositor Shukri Belaid, asesinado hace seis meses exactamente.
"Shukri Belaid nos dejó (...) su amor por este pueblo que hoy vino para honrar su memoria", declaró en esta manifestación Besma Jalfaui, viuda del opositor.
"Es una manifestación (...) por la esperanza, por una segunda República en la que los objetivos de la revolución (de enero de 2011) puedan concretarse", estimó por su parte Mohsen Marzuk, uno de los dirigentes del partido Nidaa Tunes.
Los detractores de Annahda, el partido islamista en el poder, reclaman al unísono la dimisión del gobierno. Una parte también quiere la disolución de la Asamblea Nacional Constituyente, cuyos trabajos están paralizados desde hace meses.
Los islamistas rechazan en bloque estas reivindicaciones y proponen ampliar la coalición gubernamental y elecciones en diciembre.
El presidente de la Asamblea Constituyente, Ben Jaafar, anunció el martes por la noche que suspendía los trabajos hasta que las diferentes fuerzas se sienten a negociar.
"Asumo mi responsabilidad de presidente de la ANC y suspendo los trabajos de la Asamblea hasta que comience un diálogo (entre el gobierno y la oposición)", declaró a la televisión estatal este aliado laico de centro izquierda del partido islamista Annahda, en el poder.
"Llamo a que todos participen en el diálogo", dijo Ben Jaafar, cuyo partido, Attakattul, sin dejar el gobierno, es favorable a la formación de un nuevo equipo gubernamental.
Una coalición opositora condiciona toda negociación a la renuncia del gobierno, en tanto que Annahda se niega a emprender una negociación que exija la salida previa del actual gobierno.
Opositores y partidarios del gobierno multiplicaron las manifestaciones desde el asesinato del diputado Mohamed Brahmi, el 25 de julio.
La oposición pide la renuncia del gobierno dirigido por el islamista Annahda y la disolución de la ANC.
La poderosa central sindical tunecina UGTT, que cuenta con 500.000 afiliados, favorable a la renuncia del gobierno, llamó a participar en la manifestación del martes, aunque está en contra de la disolución de la ANC.
"Es una victoria para la calle, pero no es suficiente", estimó la diputada Maya Jribi, una de las dirigentes del Partido Republicano.
"Es un primer paso hacia la pacificación (...) pero no es suficiente, hay que ir hasta la disolución de la Constituyente y la caída del gobierno", dijo Mahmud Barudi del partido Massar.
La heteróclita coalición de la oposición que organizó esta manifestación, nocturna debido al ramadán, afirmó según algunas de sus fuentes que reunió a entre 100 y 200.000 personas.
Los manifestantes agitaban banderas de Túnez y gritaban "el pueblo quiere la caída del régimen" o "el gobierno va a caer hoy".
Eran numerosos los manifestantes que llevaban consigo retratos del diputado de la oposición Mohamed Brahmi, cuyo asesinato el 25 de julio desató la crisis, y del opositor Shukri Belaid, asesinado hace seis meses exactamente.
"Shukri Belaid nos dejó (...) su amor por este pueblo que hoy vino para honrar su memoria", declaró en esta manifestación Besma Jalfaui, viuda del opositor.
"Es una manifestación (...) por la esperanza, por una segunda República en la que los objetivos de la revolución (de enero de 2011) puedan concretarse", estimó por su parte Mohsen Marzuk, uno de los dirigentes del partido Nidaa Tunes.
Los detractores de Annahda, el partido islamista en el poder, reclaman al unísono la dimisión del gobierno. Una parte también quiere la disolución de la Asamblea Nacional Constituyente, cuyos trabajos están paralizados desde hace meses.
Los islamistas rechazan en bloque estas reivindicaciones y proponen ampliar la coalición gubernamental y elecciones en diciembre.
El presidente de la Asamblea Constituyente, Ben Jaafar, anunció el martes por la noche que suspendía los trabajos hasta que las diferentes fuerzas se sienten a negociar.
"Asumo mi responsabilidad de presidente de la ANC y suspendo los trabajos de la Asamblea hasta que comience un diálogo (entre el gobierno y la oposición)", declaró a la televisión estatal este aliado laico de centro izquierda del partido islamista Annahda, en el poder.
"Llamo a que todos participen en el diálogo", dijo Ben Jaafar, cuyo partido, Attakattul, sin dejar el gobierno, es favorable a la formación de un nuevo equipo gubernamental.
Una coalición opositora condiciona toda negociación a la renuncia del gobierno, en tanto que Annahda se niega a emprender una negociación que exija la salida previa del actual gobierno.
Opositores y partidarios del gobierno multiplicaron las manifestaciones desde el asesinato del diputado Mohamed Brahmi, el 25 de julio.
La oposición pide la renuncia del gobierno dirigido por el islamista Annahda y la disolución de la ANC.
La poderosa central sindical tunecina UGTT, que cuenta con 500.000 afiliados, favorable a la renuncia del gobierno, llamó a participar en la manifestación del martes, aunque está en contra de la disolución de la ANC.
"Es una victoria para la calle, pero no es suficiente", estimó la diputada Maya Jribi, una de las dirigentes del Partido Republicano.
"Es un primer paso hacia la pacificación (...) pero no es suficiente, hay que ir hasta la disolución de la Constituyente y la caída del gobierno", dijo Mahmud Barudi del partido Massar.