Según el partido islamista Annahda, en el texto finalizado el 1 de junio y rechazado por la oposición, figurarán los compromisos encontrados con esta última en diciembre.
"Los compromisos hallados no fueron integrados en el proyecto y se puede aún añadir artículos (...) no estamos a salvo de una sorpresa de último minuto en el plano religioso por ejemplo", atemperó Nadia Shabane, diputada del partido Massar (oposición). "Sigo desconfiando", dijo a la AFP.
Annahda renunció en la primavera de 2012 a la integración de la sharia en la ley fundamental, pero obtuvo varias referencias al islam en el texto.
Shabane estima también que la repentina "precipitación" para adoptar la Constitución implica "un calendario muy apretado" y que "es lamentable que un texto fundador para varias generaciones no sea bien redactado".
La clase política tunecina se ha comprometido a que Túnez tenga una nueva constitución antes del 14 de enero, fecha del tercer aniversario de la caída del presidente Zine el Abidine ben Ali, como consecuencia de las revueltas que dieron pie a la denominada Primavera Árabe.
Los diputados deberán pronunciarse sobre un preámbulo, unos 150 artículos y 225 enmiendas. Para su adopción son necesarios los votos favorables de dos tercios de los 217 elegidos de la ANC. Si no los obtiene, deberá ser sometida a referéndum.
Annahda insiste en que la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), en donde los islamistas son mayoritarios, pueda seguir legislando hasta las elecciones legislativas, cuya fecha aún no se conoce, mientras que la oposición espera limitar sus poderes.
Sin embargo, otros asuntos parecen estar resueltos, en particular el tema de los poderes del jefe del Estado, en un país que ha vivido cinco décadas de dictadura.
El jefe de Estado tunecino tendrá a su cargo "determinar las políticas generales en el tema de la defensa, de las relaciones exteriores y de la seguridad nacional", según la agencia TAP. Podría también imponer un voto de confianza al Primer ministro y tendrá un derecho de disolución limitado del Parlamento.
Consultado sobre el texto, el constitucionalista Yadh Ben Ashur se dice más bien optimista. La Constitución garantiza las libertades "en conformidad a las normas internacionales" y la supresión de un controvertido artículo impide que "la sharia salga por una puerta para entrar por la ventana", señala.
"En general, [las negociaciones] resultaron en un texto constitucional que no está mal, que garantiza un nivel democrático, (...) hay muchas mejoras en el contenido y la forma, a pesar de que aún quedan cosas pendientes", añadió.
Ben Ashur teme sin embargo que "algunos miembros [de la ANC] no respeten los compromisos tomados por sus partidos".
Elegida en octubre de 2011, la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), contaba en principio con un año para redactar la nueva constitución tunecina, pero esta labor se retrasó considerablemente por las disputas políticas entre los islamistas y la oposición.
A esto se sumó el asesinato del opositor Mohamed Brahmi el 25 de julio, que generó una crisis política que acabó provocando una parálisis en el proceso.
Para salir del punto muerto, los islamistas de Annahda aceptaron pasar el testigo a un gabinete de independientes una vez que el texto sea adoptado.
El sindicato UGTT, principal mediador en esta crisis, consideró que el 8 de enero debería producirse la dimisión formal del gobierno de Ali Al Arid. El actual ministro de Industria, el independiente Mehdi Joma, sucedería a Al Arid a la cabeza del Ejecutivo.
A lo largo de 2014 deberían celebrarse elecciones para elegir nuevo parlamento y presidente.