El ministerio del Interior precisó que 12 policías figuraban entre los muertos y según fuentes médicas un civil pereció igualmente en el ataque. Estas fuentes habían informado anteriormente sobre 14 muertos y un centenar de heridos.
Las autoridades interinas egipcias, que calificaron el ataque de intento de obstaculizar la transición del país hacia la democracia, consideran que los Hermanos Musulmanes están detrás del atentado.
La cofradía de la que procede Mursi condenó este atentado con coche bomba, cometido en Mansura, en el delta del Nilo. Pero en el lugar del ataque se alzaban voces que apuntaban el dedo acusador contra esa cofradía.
Por la noche, un coche cargado, según el ministerio del Interior, con decenas de kilos de explosivos estalló frente a un edificio de la policía de esta ciudad, capital provincial de Daqaleya.
En el hospital, Mostafa Hadi, un policía herido, contó a la AFP que "escuchó una explosión enorme". "Me hizo saltar por los aires y me desmayé", añadió.
Un edificio cercano se derrumbó y las fachadas de otros quedaron reventadas, contó un periodista de la AFP, que también vio un coche completamente destrozado.
Muchos residentes estaban furiosos por lo sucedido y daban rienda suelta a su ira contra los Hermanos Musulmanes. "Es una organización terrorista internacional, son responsables de lo que sucedió", dijo Hamada Arafat a la AFP, que acusa a la cofradía "de adoptar las tácticas de Al Qaida".
Poco después del atentado, un asesor del primer ministro Hazem Beblawi afirmó a la agencia oficial MENA que el jefe del gobierno había calificado a los Hermanos Musulmanes de "organización terrorista".
Esta declaración tiene sobre todo un alcance político ante la proximidad del referéndum constitucional de enero, primer paso para celebrar elecciones legislativas y presidenciales a lo largo de 2014, que es boicoteado por los Hermanos Musulmanes.
No parece en cambio que vaya a tener consecuencias inmediatas para la cofradía, prohibida ya en virtud de una sentencia judicial que ha sido recurrida.
Desde Mansura, el ministro del Interior Mohamed Ibrahim estimó que el atentado era "un intento de aterrorizar a los egipcios a causa del referéndum", previsto el 14 y 15 de enero. Pero prometió que "hay un plan para garantizar la seguridad" de la consulta popular.
Las nuevas autoridades dirigidas "de facto" por los militares suelen acusar a la cofradía de ayudar y financiar a los autores de ataques cometidos contra las fuerzas de seguridad desde el derrocamiento de Mursi, primer presidente elegido democráticamente en el país.
"No es nada sorprendente que Beblawi, el primer ministro títere de la junta militar, decida aprovecharse de la sangre de los egipcios inocentes con declaraciones incendiarias destinadas a crear más violencia, caos e inestabilidad", respondieron en un comunicado los Hermanos Musulmanes, que condenaron "enérgicamente" el atentado.
"Ataque más sofisticado que los anteriores"
"Este ataque es más sofisticado que los anteriores, Esto podría ser una señal anunciadora de lo que vendrá. La revuelta en el Sinaí se ha reforzado y se extiende más allá" de la península, estimó Shadi Hamid, director de investigación del Brookings Doha Center.
Grupos yihadistas, algunos vinculados a Al Qaida, reivindican permanentemente ataques contra las fuerzas de seguridad, ya sean del ejército o de la policía.
Los ataques, que mataron a más de un centenar de soldados y policías desde julio, se han multiplicado desde que Mursi fue derrocado por el ejército después de que millones de manifestantes pidieran su dimisión por su gestión y por haber, según ellos, beneficiado a la cofradía.
Al igual que Mursi, casi toda la jefatura de la cofradía se encuentra entre rejas y es objeto de investigaciones judiciales. Fueron detenidos durante la implacable represión del poder contra los manifestantes partidarios de Mursi, que ha dejado más de mil muertos y miles de detenidos.