
Los dirigentes opositores sirios saludaron la "resistencia" de los rebeldes en Quseir y adelantaron que la salida del presidente Bachar al Asad del poder y la "interrupción inmediata de las operaciones militares de las fuerzas del régimen, del Hezbolá y de Irán son las principales condiciones para participar en la conferencia" internacional de paz que Rusia y Estados Unidos buscan organizar.
En un nuevo desborde del conflicto al vecino Líbano, seis cohetes lanzados desde Siria cayeron en la región de la Békaa, en el este libanés, en un sector próximo a la zona controlada por el Hezbolá, aunque no dejó víctimas, aseguró una fuente libanesa del área de seguridad.
Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH, una entidad con base en Londres y que se apoya en una red de informantes en Siria), los combates continuaban en Quseir, una ciudad del centro oeste del país y situada cerca de la frontera libanesa.
Los rebeldes están ahora limitados al norte de la ciudad, donde en los últimos días pasaron a recibir refuerzos que lograron pasar por las líneas que el ejército trazó alrededor de diversos barrios.
Las posiciones rebeldes son sometidas a bombardeos constantes por parte de la artillería del ejército gubernamental, que busca retomar el control de la ciudad para abrir un pasaje seguro entre la capital, Damasco, y el litoral.
Según el OSDH, miles de civiles todavía están en Quseir, entre los cuales un millar de heridos, con una situación sanitaria y médica "muy mala".
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió a los protagonistas de los enfrentamientos que no mataran a los civiles y les dejaran abandonar la ciudad, indicó el sábado su portavoz, Martin Nesirky.
En un comunicado conjunto, la responsable de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Valerie Amos, y de Derechos Humanos, Navy Pillay, se declararon "extremadamente preocupadas" por los civiles de Quseir.
"Entendemos que podría haber hasta 1.500 heridos que requieren una evacuación inmediata para recibir atención médica de emergencia y la situación general en Quseir es desesperada", afirma el texto.
Además de los civiles atrapados en la ciudad, "más de 10.000 personas ya han huido a localidades de la región (...). Necesitan urgentemente alimentos, mantas, agua potable y atención médica" añadieron las responsables.
Más al norte, el ejército retomó el sábado el control de dos localidades de mayoría alauita en la provincia de Hama (centro), después de combates contra los rebeldes.
"Expulsar a los invasores"
En un comunicado, la Coalición Nacional de la oposición siria saludó "el coraje y la resistencia" de la rebelión en la batalla por Quseir, de donde busca "expulsar a los invasores".
"El pueblo continuará su lucha por liberar su tierra a cualquier precio y obligará a Hezbolá a retirar sus fuerzas le guste o no", afirmó la coalición opositora.
Con relación al rígido paquete de condiciones que puso para participar en la conferencia de paz internacional, la coalición alegó que "Asad no respetará los esfuerzos para un acuerdo y los utilizará para ganar tiempo para destruir, matar y aterrorizar" a los sirios.
La coalición opositora consideró "muy graves" las declaraciones de Asad a la televisión próxima al Hezbolá, Al Manar, el jueves, cuando dijo sentirse "muy confiado" en una victoria militar y no descartó presentarse a las elecciones presidenciales de 2014.
El régimen sirio ya dio su apoyo de principio a la conferencia internacional de paz impulsada por Rusia (que apoya al gobierno de Damasco) y Estados Unidos (que da soporte político a los rebeldes) para tratar de poner fin al baño de sangre que ya costó la vida a unas 94.000 personas desde marzo de 2011.
Representantes de la ONU, Estados Unidos y Rusia tienen previsto reunirse el 5 de junio en Ginebra para preparar la conferencia.
Por otra parte, el gobierno sirio, que no reconoce la magnitud de la contestación en Siria, no dudó en criticar la violencia policial en Estambul y acusó a las autoridades de Ankara de responder "salvajemente" a "manifestaciones pacíficas".
En el plano de los esfuerzos diplomáticos, el secretario estadounidense de Estado, John Kerry, exhortó a Rusia a no entregar armas a Siria para no poner en peligro la conferencia de paz.
La prensa rusa afirmó el viernes que Moscú no había aún entregado misiles tierra-aire S-300 al gobierno sirio, contrariamente a lo que había sugerido el propio Asad.
En un escenario de creciente inquietud por el papel de grupos yihadistas entre los rebeldes, el Consejo de Seguridad de la ONU anunció haber incluido al frente Al Nusra (que apoya a los rebeldes sirios) en la lista de organizaciones "terroristas".
En un nuevo desborde del conflicto al vecino Líbano, seis cohetes lanzados desde Siria cayeron en la región de la Békaa, en el este libanés, en un sector próximo a la zona controlada por el Hezbolá, aunque no dejó víctimas, aseguró una fuente libanesa del área de seguridad.
Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH, una entidad con base en Londres y que se apoya en una red de informantes en Siria), los combates continuaban en Quseir, una ciudad del centro oeste del país y situada cerca de la frontera libanesa.
Los rebeldes están ahora limitados al norte de la ciudad, donde en los últimos días pasaron a recibir refuerzos que lograron pasar por las líneas que el ejército trazó alrededor de diversos barrios.
Las posiciones rebeldes son sometidas a bombardeos constantes por parte de la artillería del ejército gubernamental, que busca retomar el control de la ciudad para abrir un pasaje seguro entre la capital, Damasco, y el litoral.
Según el OSDH, miles de civiles todavía están en Quseir, entre los cuales un millar de heridos, con una situación sanitaria y médica "muy mala".
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió a los protagonistas de los enfrentamientos que no mataran a los civiles y les dejaran abandonar la ciudad, indicó el sábado su portavoz, Martin Nesirky.
En un comunicado conjunto, la responsable de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Valerie Amos, y de Derechos Humanos, Navy Pillay, se declararon "extremadamente preocupadas" por los civiles de Quseir.
"Entendemos que podría haber hasta 1.500 heridos que requieren una evacuación inmediata para recibir atención médica de emergencia y la situación general en Quseir es desesperada", afirma el texto.
Además de los civiles atrapados en la ciudad, "más de 10.000 personas ya han huido a localidades de la región (...). Necesitan urgentemente alimentos, mantas, agua potable y atención médica" añadieron las responsables.
Más al norte, el ejército retomó el sábado el control de dos localidades de mayoría alauita en la provincia de Hama (centro), después de combates contra los rebeldes.
"Expulsar a los invasores"
En un comunicado, la Coalición Nacional de la oposición siria saludó "el coraje y la resistencia" de la rebelión en la batalla por Quseir, de donde busca "expulsar a los invasores".
"El pueblo continuará su lucha por liberar su tierra a cualquier precio y obligará a Hezbolá a retirar sus fuerzas le guste o no", afirmó la coalición opositora.
Con relación al rígido paquete de condiciones que puso para participar en la conferencia de paz internacional, la coalición alegó que "Asad no respetará los esfuerzos para un acuerdo y los utilizará para ganar tiempo para destruir, matar y aterrorizar" a los sirios.
La coalición opositora consideró "muy graves" las declaraciones de Asad a la televisión próxima al Hezbolá, Al Manar, el jueves, cuando dijo sentirse "muy confiado" en una victoria militar y no descartó presentarse a las elecciones presidenciales de 2014.
El régimen sirio ya dio su apoyo de principio a la conferencia internacional de paz impulsada por Rusia (que apoya al gobierno de Damasco) y Estados Unidos (que da soporte político a los rebeldes) para tratar de poner fin al baño de sangre que ya costó la vida a unas 94.000 personas desde marzo de 2011.
Representantes de la ONU, Estados Unidos y Rusia tienen previsto reunirse el 5 de junio en Ginebra para preparar la conferencia.
Por otra parte, el gobierno sirio, que no reconoce la magnitud de la contestación en Siria, no dudó en criticar la violencia policial en Estambul y acusó a las autoridades de Ankara de responder "salvajemente" a "manifestaciones pacíficas".
En el plano de los esfuerzos diplomáticos, el secretario estadounidense de Estado, John Kerry, exhortó a Rusia a no entregar armas a Siria para no poner en peligro la conferencia de paz.
La prensa rusa afirmó el viernes que Moscú no había aún entregado misiles tierra-aire S-300 al gobierno sirio, contrariamente a lo que había sugerido el propio Asad.
En un escenario de creciente inquietud por el papel de grupos yihadistas entre los rebeldes, el Consejo de Seguridad de la ONU anunció haber incluido al frente Al Nusra (que apoya a los rebeldes sirios) en la lista de organizaciones "terroristas".