Manifestantes en Saná, Yemen.
Esta ha sido la jornada más sangrienta desde el comienzo de las manifestaciones contra Saleh, de 68 años, a finales de enero. Hasta ahora, el mandatario se había beneficiado del apoyo de Estados Unidos, que lo considera un aliado en la lucha contra los seguidores de Osama bin Laden en la península arábiga.
El presidente yemení, quien dijo "lamentar" la muerte de manifestantes, a los que consideró "mártires de la democracia", decretó el estado de emergencia en el país.
"El Consejo de Defensa Nacional proclama el estado de emergencia en el país", anunció a la prensa Saleh, quien preside esa instancia gubernamental.
Esta medida se adoptó poco después de que partidarios del régimen dispararan con armas de fuego contra manifestantes en Saná cuando exigían su salida del poder, que ostenta desde hace 32 años.
Las víctimas de esta matanza, sin precedentes desde la violencia civil de 1994 en este país pobre de 24 millones de habitantes, llevan a más de 80 el balance de muertos desde el inicio del movimiento, en enero.
Según testigos, los partidarios del régimen abrieron fuego sobre miles de manifestantes desde los tejados de edificios próximos a la Plaza de la Universidad, donde se lleva a cabo una sentada desde el 21 de febrero en demanda de la salida de Saleh del poder.
Los disparos comenzaron cuando los manifestantes intentaron desmantelar una barricada instalada por partidarios del régimen para bloquear una de las calles de acceso a la Plaza de la Universidad, según un periodista de la AFP en el lugar. La policía arrojó granadas lacrimógenas sobre los manifestantes y les disparó con armas de fuego.
El tiroteo se extendió por más de una hora y media, según el testimonio del periodista de la AFP.
Los manifestantes subieron al techo de un inmueble donde estaba un francotirador y lo arrojaron al vacío, dijo el periodista.
"La mayor parte de los heridos fueron alcanzados por balas en la cabeza, el cuello y el pecho", dijo un médico a la AFP.
Poco después de estos episodios sangrientos, el presidente estadounidense, Barack Obama, exhortó a permitir las manifestaciones pacíficas de la oposición. "Condeno firmemente la violencia que se produjo hoy en Yemen", declaró Obama en un comunicado, en el que llamó "al presidente Saleh a mantener su promesa de autorizar las manifestaciones que se desarrollen pacíficamente".
Por su lado, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, se dijo "consternada" por los disparos de partidarios del régimen contra manifestantes en Saná.
"Estoy consternada por las informaciones provenientes de Yemen", dijo Ashton en un comunicado.
Condeno "sin reservas" la violencia contra manifestantes, agregó, al tiempo que pidió que se respetaran los "derechos humanos y las libertades fundamentales".
La oposición acusó al régimen de haber cometido "una masacre". "Esta matanza no contribuirá a mantener a Alí Abdalá Saleh en el poder", afirmó en una declaración a la cadena al Arabiya el portavoz de la oposición parlamentaria, Mohamed al Sabri.
Miles de personas acampan desde el 21 de febrero en la Plaza de la Universidad, en Saná, exigiendo la partida de Saleh, y ya han sido blanco de repetidos ataques de la policía y de partidarios del jefe de Estado.
Decenas de manifestantes fueron heridos el pasado domingo en esa plaza, epicentro de las manifestaciones populares, en un ataque lanzado por policías apoyados por seguidores del régimen, un día después de la muerte de un manifestante víctima de disparos de la policía.
Miles de personas también se manifestaron este viernes en Aden, la gran ciudad del sur del país. Los manifestantes participaron en las exequias de un opositor muerto el martes durante la violenta represión de una manifestación en esa ciudad.
El presidente yemení, quien dijo "lamentar" la muerte de manifestantes, a los que consideró "mártires de la democracia", decretó el estado de emergencia en el país.
"El Consejo de Defensa Nacional proclama el estado de emergencia en el país", anunció a la prensa Saleh, quien preside esa instancia gubernamental.
Esta medida se adoptó poco después de que partidarios del régimen dispararan con armas de fuego contra manifestantes en Saná cuando exigían su salida del poder, que ostenta desde hace 32 años.
Las víctimas de esta matanza, sin precedentes desde la violencia civil de 1994 en este país pobre de 24 millones de habitantes, llevan a más de 80 el balance de muertos desde el inicio del movimiento, en enero.
Según testigos, los partidarios del régimen abrieron fuego sobre miles de manifestantes desde los tejados de edificios próximos a la Plaza de la Universidad, donde se lleva a cabo una sentada desde el 21 de febrero en demanda de la salida de Saleh del poder.
Los disparos comenzaron cuando los manifestantes intentaron desmantelar una barricada instalada por partidarios del régimen para bloquear una de las calles de acceso a la Plaza de la Universidad, según un periodista de la AFP en el lugar. La policía arrojó granadas lacrimógenas sobre los manifestantes y les disparó con armas de fuego.
El tiroteo se extendió por más de una hora y media, según el testimonio del periodista de la AFP.
Los manifestantes subieron al techo de un inmueble donde estaba un francotirador y lo arrojaron al vacío, dijo el periodista.
"La mayor parte de los heridos fueron alcanzados por balas en la cabeza, el cuello y el pecho", dijo un médico a la AFP.
Poco después de estos episodios sangrientos, el presidente estadounidense, Barack Obama, exhortó a permitir las manifestaciones pacíficas de la oposición. "Condeno firmemente la violencia que se produjo hoy en Yemen", declaró Obama en un comunicado, en el que llamó "al presidente Saleh a mantener su promesa de autorizar las manifestaciones que se desarrollen pacíficamente".
Por su lado, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, se dijo "consternada" por los disparos de partidarios del régimen contra manifestantes en Saná.
"Estoy consternada por las informaciones provenientes de Yemen", dijo Ashton en un comunicado.
Condeno "sin reservas" la violencia contra manifestantes, agregó, al tiempo que pidió que se respetaran los "derechos humanos y las libertades fundamentales".
La oposición acusó al régimen de haber cometido "una masacre". "Esta matanza no contribuirá a mantener a Alí Abdalá Saleh en el poder", afirmó en una declaración a la cadena al Arabiya el portavoz de la oposición parlamentaria, Mohamed al Sabri.
Miles de personas acampan desde el 21 de febrero en la Plaza de la Universidad, en Saná, exigiendo la partida de Saleh, y ya han sido blanco de repetidos ataques de la policía y de partidarios del jefe de Estado.
Decenas de manifestantes fueron heridos el pasado domingo en esa plaza, epicentro de las manifestaciones populares, en un ataque lanzado por policías apoyados por seguidores del régimen, un día después de la muerte de un manifestante víctima de disparos de la policía.
Miles de personas también se manifestaron este viernes en Aden, la gran ciudad del sur del país. Los manifestantes participaron en las exequias de un opositor muerto el martes durante la violenta represión de una manifestación en esa ciudad.