Ali Abdala Saleh
Soldados del ejército, que patrullan las calles en la capital, tuvieron que disparar al aire para impedir a los manifestantes pro Saleh que se acercaran al grupo de opositores congregados en la plaza de la Universidad, sede de una sentada permanente desde hace un mes para reclamar su salida.
Cientos de miles de manifestantes contrarios o favorables al presidente Alí Abdalá Saleh salieron este viernes a las calles de Saná, en medio de un fuerte despliegue de las fuerzas de seguridad, comprobaron periodistas de la AFP.
La oposición convocó a una jornada de manifestación para pedir la salida del jefe del Estado, en el poder desde hace 32 años. La multitud se concentró simbólicamente en la Plaza del Cambio, cerca de la universidad de Saná.
Por otra parte, numerosos partidarios del mandatario se reunieron en una plaza cercana al palacio presidencial.
En un discurso con tono vindicativo, el jefe del Estado aseguró que no está dispuesto a ceder el poder "a una minoría" ni a opositores que calificó de "aventureros y conspiradores".
Saleh saludó a sus partidarios, que invadieron una plaza cercana al palacio presidencial, y aseguró que les correspondía a ellos escoger quién debe gobernar Yemen, país pobre de 24 millones de habitantes.
"El pueblo quiere a Alí Abdalá Saleh", le respondieron, enarbolando retratos del presidente y banderolas en su homenaje. "Por nuestras almas, por nuestra sangre, nos sacrificaremos por Saleh", coreaban.
"Resistiremos, resistiremos", recalcó Saleh ante sus partidarios, entre quienes había numerosos hombres de las tribus.
El presidente calificó esta movilización de "respuesta voluntaria" a sus detractores, reunidos en la Plaza del Cambio, cerca de la Universidad.
No hubo estimaciones oficiales sobre el número de manifestantes en los dos campos, pero según corresponsales de prensa, los dos mítines rivales contaban con varios centenares de miles de personas.
La aparición del presidente Saleh, debilitado por defecciones en el ejército, en las tribus, en la élite religiosa y en su propio partido, se produjo un día después del fracaso de un intento de conciliación con el hombre fuerte del ejército, que se sumó a la rebelión.
Según una fuente cercana a las discusiones, el encuentro del jueves en la noche entre el presidente y el general Mohsen Alí al Ahmar "no logró resolver la crisis ni acercar los puntos de vista de las dos partes".
El encuentro tuvo lugar en la residencia del vicepresidente, Abd Rabbo Mansour, en presencia de los presidentes de la Cámara de diputados y del Majlis al Shura, o consejo consultivo.
El viernes, Saleh repitió ante sus partidarios que está dispuesto a entregar el poder, pero "en manos seguras", dijo, "no entre manos de vengativos y corruptos".
"No podemos ceder el poder a una ínfima minoría", insistió, añadiendo que "son ustedes quienes deben entregar el poder, y los demagogos y los anarquistas".
La oposición había convocado a una nueva jornada de movilización para reclamar la dimisión del jefe del Estado, pero aplazó al 1 de abril un proyecto de marcha sobre el palacio presidencial.
Cientos de miles de manifestantes contrarios o favorables al presidente Alí Abdalá Saleh salieron este viernes a las calles de Saná, en medio de un fuerte despliegue de las fuerzas de seguridad, comprobaron periodistas de la AFP.
La oposición convocó a una jornada de manifestación para pedir la salida del jefe del Estado, en el poder desde hace 32 años. La multitud se concentró simbólicamente en la Plaza del Cambio, cerca de la universidad de Saná.
Por otra parte, numerosos partidarios del mandatario se reunieron en una plaza cercana al palacio presidencial.
En un discurso con tono vindicativo, el jefe del Estado aseguró que no está dispuesto a ceder el poder "a una minoría" ni a opositores que calificó de "aventureros y conspiradores".
Saleh saludó a sus partidarios, que invadieron una plaza cercana al palacio presidencial, y aseguró que les correspondía a ellos escoger quién debe gobernar Yemen, país pobre de 24 millones de habitantes.
"El pueblo quiere a Alí Abdalá Saleh", le respondieron, enarbolando retratos del presidente y banderolas en su homenaje. "Por nuestras almas, por nuestra sangre, nos sacrificaremos por Saleh", coreaban.
"Resistiremos, resistiremos", recalcó Saleh ante sus partidarios, entre quienes había numerosos hombres de las tribus.
El presidente calificó esta movilización de "respuesta voluntaria" a sus detractores, reunidos en la Plaza del Cambio, cerca de la Universidad.
No hubo estimaciones oficiales sobre el número de manifestantes en los dos campos, pero según corresponsales de prensa, los dos mítines rivales contaban con varios centenares de miles de personas.
La aparición del presidente Saleh, debilitado por defecciones en el ejército, en las tribus, en la élite religiosa y en su propio partido, se produjo un día después del fracaso de un intento de conciliación con el hombre fuerte del ejército, que se sumó a la rebelión.
Según una fuente cercana a las discusiones, el encuentro del jueves en la noche entre el presidente y el general Mohsen Alí al Ahmar "no logró resolver la crisis ni acercar los puntos de vista de las dos partes".
El encuentro tuvo lugar en la residencia del vicepresidente, Abd Rabbo Mansour, en presencia de los presidentes de la Cámara de diputados y del Majlis al Shura, o consejo consultivo.
El viernes, Saleh repitió ante sus partidarios que está dispuesto a entregar el poder, pero "en manos seguras", dijo, "no entre manos de vengativos y corruptos".
"No podemos ceder el poder a una ínfima minoría", insistió, añadiendo que "son ustedes quienes deben entregar el poder, y los demagogos y los anarquistas".
La oposición había convocado a una nueva jornada de movilización para reclamar la dimisión del jefe del Estado, pero aplazó al 1 de abril un proyecto de marcha sobre el palacio presidencial.