Los manifestantes bloqueaban tres calles que llevan a la Universidad de Saná, epicentro de las protestas en la capital desde el 27 de enero, delante de la cual se congregaron, comprobó un corresponsal de la AFP.
No había estimación oficial del número de manifestantes, pero el corresponsal de la AFP calcula que asistían decenas de miles.
"El pueblo quiere la caída del régimen, el pueblo quiere que se vaya Alí Abdalá Saleh", gritaban los manifestantes.
El presidente, cuya renuncia es exigida por multitudinarias manifestaciones desde el 27 de enero pasado, acusó a Israel y Estados Unidos de "orquestar" la revuelta árabe, en declaraciones publicadas este martes por la prensa.
Los acontecimientos que agitan al mundo árabe "desde Túnez hasta el sultanato de Omán (...) son una tempestad orquestada desde Tel Aviv, bajo la supervisión de Washington", afirmó el jefe del Estado, en el poder desde hace 32 años.
Saleh agregó que las protestas en Yemen, donde la oposición organiza este martes una manifestación masiva en Saná, "no son más que un intento de imitar" las insurrecciones en otros países árabes, y sostuvo que "Yemen no es ni Túnez ni Egipto, y el pueblo yemenita es diferente".
Por su parte la Alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, advirtió este martes a las autoridades yemenitas contra toda "represión violenta de las manifestaciones", estimando que el pueblo tiene el derecho a expresar su "recriminación".
En un comunicado, Navi Pillay llamó al gobierno a proteger "el derecho de los manifestantes y de los periodistas en el marco del respeto de las leyes internacionales".
"La población tiene el legítimo derecho de expresar sus recriminaciones y sus demandas ante su gobierno", agregó la comisionada de los Derechos Humanos de la ONU.
Partidarios del régimen organizaron también una importante manifestación, convocada por el Congreso Popular General (CPG, en el poder), pero no fue señalado ningún acto de violencia.
El jefe de Estado yemenita, aliado clave de Estados Unidos en la lucha contra al Qaida, enfrenta una movilización creciente, que reúne ahora a organizaciones de la oposición y a las tribus, cuya influencia es determinante en ese país pobre de la península arábiga.
Según Amnistía Internacional, por lo menos 27 personas murieron en las manifestaciones.
Según los corresponsales de la AFP, la manifestación del martes, delante de la Universidad, es la más importante que Saná haya conocido desde los inicios de la protesta popular contra el presidente Saleh, el 27 de enero.
Ningún cálculo oficial de la movilización se conocía, pero el corresponsal de la AFP mencionó la cifra de varias decenas de miles de personas.
El influyente predicador Abdel Majid Zendani, sospechoso por Estados Unidos de apoyar el terrorismo, se dirigió a la muchedumbre y dijo que "apoya la reivindicación de los jóvenes".
Varios dirigentes de la oposición, que había llamado a hacer del martes una "Jornada de la ira" contra el régimen, participaron en la manifestación, así como representantes de las tribus.
En Seyún, en la provincia meridional del Hadramut, tres personas resultaron heridas, dos de las cuales por bala, durante la dispersión por las fuerzas de seguridad de una manifestación de estudiantes de bachillerato pidiendo la salida del gobernante, según cifras médicas.
Miles de personas desfilaron en Lahej (sur), pidiendo la caída del régimen, según testigos.
No había estimación oficial del número de manifestantes, pero el corresponsal de la AFP calcula que asistían decenas de miles.
"El pueblo quiere la caída del régimen, el pueblo quiere que se vaya Alí Abdalá Saleh", gritaban los manifestantes.
El presidente, cuya renuncia es exigida por multitudinarias manifestaciones desde el 27 de enero pasado, acusó a Israel y Estados Unidos de "orquestar" la revuelta árabe, en declaraciones publicadas este martes por la prensa.
Los acontecimientos que agitan al mundo árabe "desde Túnez hasta el sultanato de Omán (...) son una tempestad orquestada desde Tel Aviv, bajo la supervisión de Washington", afirmó el jefe del Estado, en el poder desde hace 32 años.
Saleh agregó que las protestas en Yemen, donde la oposición organiza este martes una manifestación masiva en Saná, "no son más que un intento de imitar" las insurrecciones en otros países árabes, y sostuvo que "Yemen no es ni Túnez ni Egipto, y el pueblo yemenita es diferente".
Por su parte la Alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, advirtió este martes a las autoridades yemenitas contra toda "represión violenta de las manifestaciones", estimando que el pueblo tiene el derecho a expresar su "recriminación".
En un comunicado, Navi Pillay llamó al gobierno a proteger "el derecho de los manifestantes y de los periodistas en el marco del respeto de las leyes internacionales".
"La población tiene el legítimo derecho de expresar sus recriminaciones y sus demandas ante su gobierno", agregó la comisionada de los Derechos Humanos de la ONU.
Partidarios del régimen organizaron también una importante manifestación, convocada por el Congreso Popular General (CPG, en el poder), pero no fue señalado ningún acto de violencia.
El jefe de Estado yemenita, aliado clave de Estados Unidos en la lucha contra al Qaida, enfrenta una movilización creciente, que reúne ahora a organizaciones de la oposición y a las tribus, cuya influencia es determinante en ese país pobre de la península arábiga.
Según Amnistía Internacional, por lo menos 27 personas murieron en las manifestaciones.
Según los corresponsales de la AFP, la manifestación del martes, delante de la Universidad, es la más importante que Saná haya conocido desde los inicios de la protesta popular contra el presidente Saleh, el 27 de enero.
Ningún cálculo oficial de la movilización se conocía, pero el corresponsal de la AFP mencionó la cifra de varias decenas de miles de personas.
El influyente predicador Abdel Majid Zendani, sospechoso por Estados Unidos de apoyar el terrorismo, se dirigió a la muchedumbre y dijo que "apoya la reivindicación de los jóvenes".
Varios dirigentes de la oposición, que había llamado a hacer del martes una "Jornada de la ira" contra el régimen, participaron en la manifestación, así como representantes de las tribus.
En Seyún, en la provincia meridional del Hadramut, tres personas resultaron heridas, dos de las cuales por bala, durante la dispersión por las fuerzas de seguridad de una manifestación de estudiantes de bachillerato pidiendo la salida del gobernante, según cifras médicas.
Miles de personas desfilaron en Lahej (sur), pidiendo la caída del régimen, según testigos.