
La ONG calificó estos actos de "crímenes contra la Humanidad".
En su informe de 105 páginas, HRW explica que investigó sobre el terreno y entrevistó a 35 personas, entre ellas supervivientes al ataque cometido por los rebeldes contra 10 pueblos alauitas el 4 de agosto en la provincia de Latakia (oeste), feudo del presidente sirio Bashar al Asad.
Ese día al menos 190 civiles fueron abatidos, entre ellos 57 mujeres y 18 niños, según la ONG que elaboró una lista con los nombres de las víctimas.
Del total de personas que ese día perdieron la vida, 67 fueron ejecutadas a pesar de no estar armadas o aunque intentaban huir, indicó HRW que reunió pruebas que demuestran que eran civiles no combatientes que no hicieron nada que amenazara o hiciera creer que existía una amenaza contra los asaltantes.
Según HRW, al menos 20 grupos participaron en la operación durante la cual conquistaron estos 10 pueblos, recuperados por las tropas del régimen el 18 de agosto.
Sin embargo, la ONG señala que los cinco principales "organizadores" y "ejecutores" del ataque del 4 de agosto fueron grupos yihadistas como el Estado Islámico en Irak y el Levante (EILL), el Frente Al Nusra -ambos vinculados a Al Qaida- y Jaish al Muhayidin wal Ansar, pero también grupos rebeldes islamistas como Ahrar al Sham y Suqur al Iz.
El EIIL y Jaish al Muhayidin wal Ansar mantienen todavía en su poder a más de 200 civiles como rehenes, en su mayoría mujeres y niños, según la ONG.
"Estos combatientes lanzaron el ataque el 4 de agosto, el primer día de la fiesta del Fitr que marca el fin del mes del ramadán (ayuno musulmán). Franquearon las posiciones del ejército que guardaba la zona y entraron en más de 10 pueblos alautias", indica HRW que cita algunos pueblos como Baruda, Nbeite, Bluta o Abu Make.
"Estos abusos (...) son una operación planificada contra la población civil en estos pueblos alauitas", consideró Joe Stork, director interino de HRW para Oriente Medio.