
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) dejó en firme, legal o ilegalmente, que las elecciones presidencia les se dirimirán entre el FMLN y ARENA. Hasta, hoy, la fórmula presidencial del FMLN lleva una ligera delantera, de entre 3 y 6 puntos, según algunas encuestas. Esa diferencia, podría estar reflejada, en lo concreto, en los más de 80 mil votos de diferencia que tuvo el frente sobre ARENA, en el voto para diputados.
Es decir, el FMLN se presenta en la etapa final de este proceso electoral con una ventaja, ligera si se quiere, pero, igual, en ventaja a su ya único oponente, el partido ARENA.
Obviamente, no hay que desconocer que tanto el PCN como el PDC dejan libres más de 300 mil votos (180 mil el PCN y 140 el PDC), que si le agregamos que son partidos de derecha, podría inducirse que aquellos también son votos de derecha. No obstante, esta lectura es simplista, pues, en las presidenciales el comportamiento del electorado se mueve por diversos aspectos, incluyendo el ideológico, por supuesto, pero no es el único.
Un factor importante en las votaciones presidenciales son los candidatos, que pesa mucho, y en este aspecto, creemos, Mauricio Funes, tiene mucho puntos a su favor. En primer lugar, maneja no sólo bien su imagen, sino su discurso. De éste se puede resaltar su coherencia y la intelectualidad.
Además, tiene que ver, también, la novedad, en cuanto a que no ha estado vinculado, de ninguna manera, en el gobierno anterior ni actual, por lo que, no le pueden achacar ninguna responsabilidad en los aspectos que hoy resiente el país, como la carestía de la vida, la falta de trabajo, la escasez de las medicinas, la mala atención en los hospitales, la escasez de alimentos básicos, entre otros.
Por cierto, esos problemas lo sufren todos y todas las salvadoreñas, incluyendo los votantes del PDC y el PCN, y claro está, muchos de esos problemas son responsabilidad del partido de Gobierno, de ARENA.
Es decir, Funes y el FMLN tienen a su favor, no sólo cerca de 90 mil votantes de más, obtenidos en las elecciones del 18 de enero, sino, todo una realidad de crisis causada por el gobierno de turno, que también la sufren los y las electoras de los partidos PDC y PCN, y por lo que no es difícil, pero tampoco fácil, atraerlos a sus redes, pero, que es posible persuadirlos a favor de un cambio.
Es decir, el FMLN se presenta en la etapa final de este proceso electoral con una ventaja, ligera si se quiere, pero, igual, en ventaja a su ya único oponente, el partido ARENA.
Obviamente, no hay que desconocer que tanto el PCN como el PDC dejan libres más de 300 mil votos (180 mil el PCN y 140 el PDC), que si le agregamos que son partidos de derecha, podría inducirse que aquellos también son votos de derecha. No obstante, esta lectura es simplista, pues, en las presidenciales el comportamiento del electorado se mueve por diversos aspectos, incluyendo el ideológico, por supuesto, pero no es el único.
Un factor importante en las votaciones presidenciales son los candidatos, que pesa mucho, y en este aspecto, creemos, Mauricio Funes, tiene mucho puntos a su favor. En primer lugar, maneja no sólo bien su imagen, sino su discurso. De éste se puede resaltar su coherencia y la intelectualidad.
Además, tiene que ver, también, la novedad, en cuanto a que no ha estado vinculado, de ninguna manera, en el gobierno anterior ni actual, por lo que, no le pueden achacar ninguna responsabilidad en los aspectos que hoy resiente el país, como la carestía de la vida, la falta de trabajo, la escasez de las medicinas, la mala atención en los hospitales, la escasez de alimentos básicos, entre otros.
Por cierto, esos problemas lo sufren todos y todas las salvadoreñas, incluyendo los votantes del PDC y el PCN, y claro está, muchos de esos problemas son responsabilidad del partido de Gobierno, de ARENA.
Es decir, Funes y el FMLN tienen a su favor, no sólo cerca de 90 mil votantes de más, obtenidos en las elecciones del 18 de enero, sino, todo una realidad de crisis causada por el gobierno de turno, que también la sufren los y las electoras de los partidos PDC y PCN, y por lo que no es difícil, pero tampoco fácil, atraerlos a sus redes, pero, que es posible persuadirlos a favor de un cambio.