RUSTENBURGO, 26 junio 2009 (AFP) - "Tengo mucha suerte de poder trabajar aquí, pues es muy difícil encontrar empleo después de haber sido despedido", estima este padre de cinco niños, echado como centenares de otros mineros tras el golpe de la crisis económica mundial, pero contratado por un restaurante para hacer frente a la demanda de la Copa Confederaciones.
En un mes, Oleseng ya rompió 15 platos y una decena de copas. Su patrón lo compara con un elefante dentro de un negocio de porcelanas.
"Es difícil para un hombre limpiar el suelo y atender a los clientes del restaurante, sobre todo cuando tu trabajo antes era hacer explotar rocas" en la mina, indica.
Pero "sin esto, estaría buscando trabajo muy lejos, mientras en las minas están echando gente cada día", acota para graficar bien el panorama.
Alrededor de 25.000 empleos han sido suprimidos en las minas de Sudáfrica desde el inicio de año, por la crisis económica global que hizo caer los precios de los metales.
En el norte del país, Rustenburgo fue una de las ciudades más golpeadas: Anglo Platinum, número uno mundial del platino, y Lonmin, tercer productor del metal, anunciaron 15.000 despidos.
Pero la Copa Confederaciones de fútbol, antesala del Mundial-2010, dio esperanzas.
Los organizadores del Mundial anuncian la llegada de unos 450.000 visitantes para la competición del próximo año y Rustenburgo quiere aprovecharlo.
A dos horas de ruta de Johannesburgo, la región pretende presentarse con la major imagen para atraer a los turistas amantes del fútbol, también dispuestos a descubrir la belleza de la sabana y sus joyas.
Hoteles y alojamientos florecen por todas partes, aprovechando la Confederaciones y el Mundial.
Según el alcalde de Rustenburgo, la ciudad y sus alrededores cuenta con un centenar de establecimientos, creados en la mayoría de los casos en los últimos dos años.
"La industria del turismo no es del todo nueva", afirma Peter Ramadikela, responsable del sector en Rustenburgo.
En los alrededores, abundan estancias de safari de lujo y el complejo de Sun City, especie de pequeño Las Vegas africano a unos cuarenta kilómetros del centro, donde se puede apostar, cenar y disfrutar de los casinos de alta gama.
"El Mundial-2010 acrecienta las oportunidades de desarrollo", opina Ramadikela. "Al ritmo actual, se puede presagiar que el turismo va a superar a las minas en término de empleos", puntualiza.
Match, la empresa que posee la exclusividad de las reservas en nombre de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), ya tiene ocupadas todas sus habitaciones para el Mundial, de aquí a un año.
sk/ip/gv/psr
© 1994-2009 Agence France-Presse
En un mes, Oleseng ya rompió 15 platos y una decena de copas. Su patrón lo compara con un elefante dentro de un negocio de porcelanas.
"Es difícil para un hombre limpiar el suelo y atender a los clientes del restaurante, sobre todo cuando tu trabajo antes era hacer explotar rocas" en la mina, indica.
Pero "sin esto, estaría buscando trabajo muy lejos, mientras en las minas están echando gente cada día", acota para graficar bien el panorama.
Alrededor de 25.000 empleos han sido suprimidos en las minas de Sudáfrica desde el inicio de año, por la crisis económica global que hizo caer los precios de los metales.
En el norte del país, Rustenburgo fue una de las ciudades más golpeadas: Anglo Platinum, número uno mundial del platino, y Lonmin, tercer productor del metal, anunciaron 15.000 despidos.
Pero la Copa Confederaciones de fútbol, antesala del Mundial-2010, dio esperanzas.
Los organizadores del Mundial anuncian la llegada de unos 450.000 visitantes para la competición del próximo año y Rustenburgo quiere aprovecharlo.
A dos horas de ruta de Johannesburgo, la región pretende presentarse con la major imagen para atraer a los turistas amantes del fútbol, también dispuestos a descubrir la belleza de la sabana y sus joyas.
Hoteles y alojamientos florecen por todas partes, aprovechando la Confederaciones y el Mundial.
Según el alcalde de Rustenburgo, la ciudad y sus alrededores cuenta con un centenar de establecimientos, creados en la mayoría de los casos en los últimos dos años.
"La industria del turismo no es del todo nueva", afirma Peter Ramadikela, responsable del sector en Rustenburgo.
En los alrededores, abundan estancias de safari de lujo y el complejo de Sun City, especie de pequeño Las Vegas africano a unos cuarenta kilómetros del centro, donde se puede apostar, cenar y disfrutar de los casinos de alta gama.
"El Mundial-2010 acrecienta las oportunidades de desarrollo", opina Ramadikela. "Al ritmo actual, se puede presagiar que el turismo va a superar a las minas en término de empleos", puntualiza.
Match, la empresa que posee la exclusividad de las reservas en nombre de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), ya tiene ocupadas todas sus habitaciones para el Mundial, de aquí a un año.
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