"Cumpliremos el objetivo de la gratuidad universal, pero de manera eficiente. Cuatro años de estudio -lo que duraría un 'college' - me parece un objetivo sensato de financiar para un país de 20.000 dólares per cápita", señaló Eyzaguirre en una entrevista con El Mercurio difundida este domingo.
"Lo que exceda a ese lapso debiera ser financiado con cargo a la renta futura del estudiante u otra forma equivalente", señaló el ministro.
A juicio de Eyzaguirre, "eso compatibiliza correctamente gratuidad con esfuerzo personal, y ayudaría a promover los estudios generales a partir de los cuales pudiera seguirse una formación especializada o profesional".
En Chile no existe gratuidad en estudios universitarios y los aranceles son de los más caros del mundo en un sector carente de regulación y altamente privatizado desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
La reforma educacional para ofrecer estudios de calidad, gratuitos y sin lucro de empresarios es uno de los principales pilares del gobierno de Michelle Bachelet, con el que pretende poner fin a los altos índices de desigualdad de Chile.
Por el momento, el Gobierno se ha enfocado en las escuelas subvencionadas -donde acude la mayoría- para eliminar el lucro de sus gestores, la selección escolar y el cofinanciamiento de las familias que segregan por origen socioeconómico.
El primer paquete de leyes educativas todavía no ha iniciado su discusión legislativa. En tanto, la reforma tributaria que recaptará 3% del PIB y con la que se busca financiar los cambios en educación está a punto de aprobarse.
Falta conocer cómo el Gobierno cambiará la gestión y mejorará la calidad de las escuelas públicas, la modificación de la carrera docente y el diseño del nuevo sistema universitario.
El movimiento estudiantil y los profesores se han mostrado descontentos por una reforma que consideran insuficiente y en la que piden más garantías, mientras el ministro de Educación pide paciencia y confianza.