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'Aruitemo, aruitemo' ('Caminando, caminando') narra "24 horas en la vida de una familia" japonesa actual "aprovechando los objetos cotidianos como una sandía, un pijama o un cepillo de dientes" para describir el lado dulce y el lado amargo de las relaciones familiares, explicó su director en rueda de prensa.
La muerte hace tres años de la madre del director, que compite por tercera vez en San Sebastián tras "After life" y "Hana", fue el punto de partida del filme, pero Kore-Eda trató de no dejarse llevar por la emoción que le produjo y "evitar un tono melodramático", y basarse en momentos de la relación con ella.
Los recuerdos familiares del director le sirvieron para componer los personajes y los diálogos con el fin de reflejar "los problemas de comunicación entre hijos y padres", precisó. Kore-Eda admitió la influencia de su compatriota Yasujiro Ozu (1903-1963) y sus escenas de la vida familiar japonesa.
La historia de un palestino
"¡Queremos vivir!", grita en un arranque de frustración Abu Laila (Mohamed Bakri), este padre de familia que ve pasar ante sus ojos los atentados, la pobreza, la falta de medios y de eficacia de las autoridades palestinas, el muro de separación con Israel y el islamismo radical, pero también la solidaridad y el ansia de normalidad de los habitantes de Ramala.
Las luchas entre los movimientos palestinos Al Fatah y Hamás aparecen en el filme como parte de la "crítica a los palestinos" que no elude Masharaui. "He intentado centrar la película en las consecuencias que tiene la ocupación israelí en la vida diaria", en "cómo se vive más allá de la situación palestina", explicó el director, que nació en 1962 en un campo de refugiados de la Franja de Gaza.
AFP, 30-10-08
Masharaui ha querido hacer un filme "para nosotros y para el mundo", reflejando el "absurdo y la esperanza" de la situación a través de la "ironía". El rodaje fue "difícil" por la falta de medios y la voluntad del director de filmar en exteriores para mostrar "las calles y la gente de Ramala".
El filme, de producción palestina, tunecina y holandesa, se estrenará en noviembre en el único cine palestino, situado en Ramala. Un total de 15 películas compiten este año por la Concha de Oro, el máximo galardón del Festival, que se entregará el sábado en la ciudad vasca.
